Esta novela histórica, exquisitamente documentada y perfectamente escrita consigue, desde los primeros párrafos, sumergirnos totalmente en la Galicia medieval. No es una novela de fácil lectura, pues la ambientación, así como el léxico la hacen un poco costosa para quien no esté acostumbrado a modismos y vocabularios un tanto arcaicos, pero la fluidez del estilo del autor compensa esa dificultad. Para allanarnos aún más el camino, al final del libro hay unos apéndices que nos facilitan mucho la comprensión tanto del momento histórico como del vocabulario utilizado.
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Ese ambiente amedrentado, oscuro y terrible es lo que Miguel Ángel sabe transmitirnos con fuerza, sabe hacer que nos sintamos transportados cuando nos acostumbramos al lenguaje y nos metemos en la piel del bueno del obispo. Esto lo consigue gracias a lo que para muchos será el mayor impedimento para disfrutar de esta novela: el lenguaje que utiliza. Este es arcaico sin resultar ininteligible, repleto de modismos y expresiones en desuso, pero que por el contexto se entiende en su mayor parte. En manos de alguien que lo utilizara con menos brillantez y acierto podría ser un punto muy negativo, pero en este caso solo hace que aumentar el valor literario de esta obra.
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En conclusión, es una novela histórica muy recomendable para los habituales del género, que nos muestra, con una prosa cuidada y muy bien escrita, (cosa muy de agradecer) una época poco explorada y rica en acontecimientos y en vivencias dignas de ser narradas. Yo he disfrutado mucho con ella, y pienso estar muy pendiente de las próximas obras de este autor novel.
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