Interesante y curioso libro, con vikingos como personajes secundarios, en un lugar y una época que no es nada común entre las novelas históricas ambientadas en la Edad Media española.
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Tiempos apocalípticos, con hambrunas en los campos yermos por una continuada sequía (castigo de Dios, sin duda), la tierra regurgitando los huesos de viejos santos, y la guerra omnipresente, con unos vikingos a los que se identifica directamente con seres infernales. A los que hay que sumar a otros enemigos si cabe peores: los de la tierra de al lado. Curiosos conceptos de entender el cristianismo por parte de algunos condes o reyes, que en sus bellum inter chistianus no escatimaban ninguna crueldad a sus hermanos de religión y que no tenían inconveniente en asaltar un recinto religioso del otro bando, si eso favorecía sus intereses (¿quién dice que los vikingos eran los más violentos de su época?).
La leyenda de un San Jacobo (Santiago), al que los gallegos paganos identificaban con Taranis y los nórdicos con Thor. Personajes históricos, como Sisenando, Rudesindo o Vinstrario, obispos de armas tomar. Santos olvidados, como Odoario, Capitón o Pascentio, a los que antaño se les rezó con devoción. Nombres propios que alguna vez fueron comunes entre nuestros antepasados, como Ariatro, Velasco, Gesmiro, Gundemaro.
Un libro de recomendable lectura que nos abre las puertas a la historia de una Galicia oscura y poco conocida. Y, en lo que a este blog respecta, con un montón de vikingos entre sus páginas, aunque sean muy malos…